¿Y si el dolor de cuello te está hablando? Cómo tus actividades diarias pueden estar afectando tu salud física (y cómo modificarlas)

¿Cuántas veces sentimos dolor de cuello, hombros o brazos… y lo dejamos pasar?

En el día a día, muchas de nuestras actividades habituales –trabajar en la computadora, cocinar, limpiar, cuidar a otros o simplemente usar el celular– implican movimientos repetitivos, malas posturas o cargas que, sostenidas en el tiempo, pueden generar molestias físicas persistentes.

Desde la Terapia Ocupacional, observamos no solo qué hacés, sino cómo lo hacés. Y en ese "cómo" muchas veces están las claves para entender el dolor.

Malas posturas frecuentes que afectan la región cervical y los miembros superiores:

  • Usar el celular con la cabeza inclinada por mucho tiempo.
  • Trabajar con la notebook a una altura inadecuada, encorvando los hombros.
  • Planchar, cocinar o limpiar con los brazos en elevación constante.
  • Dormir en posturas que sostienen tensión cervical.
  • Llevar mochilas o carteras pesadas en un solo lado del cuerpo.

¿Cómo acompañamos desde la Terapia Ocupacional?

Trabajamos junto a cada persona para detectar cuáles de sus rutinas están generando sobrecarga o tensión, y cómo puede adaptarlas para aliviar el cuerpo.

A veces, pequeños cambios hacen una gran diferencia:

✔ Elevar el monitor de la computadora.

✔ Usar soportes para el celular.

✔ Alternar tareas físicas con descansos activos.

✔ Incorporar ejercicios de movilidad suave durante el día.

Porque no se trata solo de "hacer menos", sino de hacer distinto.

La salud ocupacional también es esto:

reconocer que nuestras actividades cotidianas pueden ser fuente de bienestar… o de dolor. Y que podemos rediseñarlas para sentirnos mejor.


Semana de la Salud: Hablemos de Salud Ocupacional

En el marco de la Semana Mundial de la Salud, propuesta por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es una oportunidad ideal para reflexionar sobre qué significa “estar saludable”. La OMS define la salud no solo como la ausencia de enfermedad, sino como un estado de completo bienestar físico, mental y social. Desde la Terapia Ocupacional, sumamos una mirada clave a esta definición: el bienestar también se construye a partir de la participación activa y significativa en las ocupaciones cotidianas.

La salud ocupacional, en este contexto, no solo refiere al ámbito laboral, sino al equilibrio entre todas aquellas actividades que una persona necesita, desea o espera realizar en su vida diaria: autocuidado, trabajo, juego, descanso, participación social, aprendizaje, entre otras.

Autoras como Ann Wilcock han profundizado sobre la relación entre la ocupación y la salud, planteando que “hacer, ser, pertenecer y convertirse” son elementos fundamentales para la existencia humana saludable. Por su parte, Elizabeth Townsend, coautora del Marco Canadiense del Desempeño Ocupacional, propone que la justicia ocupacional es esencial para que todas las personas puedan participar en actividades con sentido, sin barreras físicas, sociales o culturales que limiten esa posibilidad.

Entonces, ¿Cómo podemos promover la salud ocupacional desde casa?

Algunos consejos sencillos:

  • Establecer rutinas que contemplen momentos de descanso, juego, movimiento y conexión con otros.
  • Fomentar espacios donde cada integrante de la familia tenga oportunidades de tomar decisiones, expresar sus intereses y participar activamente.
  • Acompañar a niños, niñas y adolescentes en el descubrimiento de ocupaciones que les resulten significativas, más allá de lo escolar.
  • Valorar el tiempo libre como una oportunidad de crecimiento personal y no solo como “tiempo vacío”.

Como TO, se trabaja para que las personas puedan vivir ocupaciones con sentido, fortaleciendo su salud integral. Y eso comienza, muchas veces, en lo cotidiano: una merienda compartida, una charla en la cocina, un juego en el piso. Porque ahí también se construye salud.


¿Por qué algunos niños tienen dificultades para reconocer sus emociones?

Los niños pequeños están en pleno proceso de desarrollo emocional y cognitivo. No nacen con la capacidad de identificar sus emociones de manera automática, sino que aprenden a hacerlo a través de la interacción con su entorno y con los adultos que los rodean. Algunos factores que pueden dificultar este proceso son:

Falta de vocabulario emocional: Si no conocen las palabras para describir lo que sienten, les resulta más difícil expresarlo.

Escasas experiencias de modelado: Si los adultos no nombran sus propias emociones o no validan las de los niños, estos pueden tener más dificultades para reconocerlas.

Procesamiento sensorial o emocional: Algunos niños pueden experimentar las emociones de manera muy intensa o, por el contrario, no ser tan conscientes de sus estados internos, lo que dificulta su reconocimiento.

Estrés o ansiedad: Situaciones de tensión pueden generar desregulación emocional y dificultar la identificación de lo que se siente en el momento.

¿Cómo impacta la dificultad para reconocer emociones en la infancia?

Cuando un niño no logra identificar lo que siente, puede manifestar sus emociones a través del comportamiento. Es común que los niños pequeños expresen el enojo con rabietas, la tristeza con llanto prolongado o la frustración con evitación de ciertas actividades. Si no reciben herramientas para identificar sus emociones, pueden:

  • Frustrarse con facilidad y tener explosiones emocionales.

  • Tener dificultades para comunicarse con los demás.

  • Sentirse incomprendidos y desarrollar inseguridad.

  • Mostrar conductas desafiantes como oposicionismo o aislamiento.

  • Dificultar su desarrollo de habilidades sociales y su relación con pares y adultos.

Actividades para fomentar el reconocimiento emocional en casa

El reconocimiento emocional se puede trabajar desde pequeños a través del juego y la comunicación diaria. Algunas estrategias que pueden ayudar incluyen:

1. Juego de las expresiones

Colóquense frente a un espejo y jueguen a hacer diferentes expresiones faciales. Pregunten: "¿Cómo se ve una cara feliz? ¿Y una enojada?". Luego, relacionen cada expresión con una situación cotidiana.

2. Lectura de cuentos emocionales

Utilizar cuentos donde los personajes expresen emociones ayuda a los niños a identificarlas y comprenderlas. Hagan preguntas como: "¿Cómo crees que se siente este personaje?" o "¿Cuándo te has sentido así?".

3. Termómetro emocional

Dibujen un termómetro con colores o caritas que representen diferentes niveles de intensidad emocional. Durante el día, anímenlos a señalar cómo se sienten y por qué.

4. Tarjetas de emociones

Creen tarjetas con imágenes de diferentes emociones. Utilicen situaciones cotidianas para relacionarlas, por ejemplo: "Cuando te dan un regalo, ¿qué emoción sientes?".

5. Modelado verbal

Los adultos cumplen un rol fundamental en la enseñanza emocional. Nombrar las emociones propias ayuda a los niños a hacer lo mismo: "Hoy estoy un poco cansado, así que necesito descansar" o "Estoy feliz porque vamos a jugar juntos".

6. Caja de herramientas emocionales

Ayuden a los niños a encontrar estrategias para regularse cuando sienten emociones intensas. Algunas opciones incluyen respirar profundo, pedir un abrazo, ir a un rincón tranquilo o usar objetos sensoriales.

El reconocimiento emocional es una habilidad clave para el desarrollo infantil y se puede fomentar día a día con pequeñas acciones. Cuanto más acompañemos a los niños en este proceso, más herramientas tendrán para gestionar sus emociones y comunicarse con los demás. .

Si notas que tu hijo tiene dificultades para reconocer y gestionar sus emociones, la terapia ocupacional puede ayudar con estrategias adaptadas a sus necesidades. ¡No dudes en consultar!


La Teoría Social de la Discapacidad: Un cambio necesario en la forma de entenderla

La discapacidad ha sido entendida y definida de diferentes maneras a lo largo de la historia. Mientras que antiguamente predominaban visiones centradas en las limitaciones individuales, en la actualidad el enfoque social ha transformado profundamente cómo interpretamos y abordamos la discapacidad. Este cambio no solo afecta el lenguaje y las políticas públicas, sino también cómo interactuamos y apoyamos a las personas en su vida cotidiana.

La Discapacidad Antes: Un Enfoque Médico y Rehabilitador

En el pasado, la discapacidad se concebía desde un modelo médico o rehabilitador, donde se entendía como un problema inherente a la persona. Esta perspectiva se enfocaba exclusivamente en las deficiencias o limitaciones físicas, sensoriales, cognitivas o emocionales, y el objetivo principal era "corregir" o "normalizar" a la persona.

Por ejemplo, si una persona tenía dificultades motoras que le impedían vestirse de manera independiente, se consideraba que esa incapacidad residía exclusivamente en su condición física o en la falta de habilidades. El entorno y las barreras sociales no se tenían en cuenta como factores determinantes de la discapacidad.

El Cambio hacia la Teoría Social de la Discapacidad

La teoría social plantea que la discapacidad no reside en la persona, sino en la interacción entre las características individuales y las barreras del entorno. Estas barreras pueden ser físicas, sociales o actitudinales. Desde esta perspectiva, no es la persona la que debe cambiar para adaptarse al mundo, sino el entorno el que debe transformarse para ser accesible e inclusivo.

Este enfoque reconoce que todas las personas tienen capacidades diversas y que la sociedad debe garantizar igualdad de oportunidades y participación plena. En lugar de centrar la atención en las limitaciones, se pone el foco en las adaptaciones y el diseño universal para eliminar barreras.

Un Ejemplo: La Actividad de Vestirse

Desde el Modelo Médico:
Una persona con dificultades motoras se ve como alguien que "no puede vestirse" porque carece de la fuerza o destreza necesaria. El tratamiento se enfoca en mejorar estas habilidades a través de ejercicios o terapias, con la expectativa de que alcance un estándar establecido de "normalidad". Si no logra vestirse de forma independiente, se percibe como una falla en el proceso de rehabilitación.

Desde la Teoría Social:
El problema no es que la persona tenga dificultades motoras, sino que no dispone de las herramientas adecuadas para realizar la actividad de manera funcional. Desde esta visión, se implementan adaptaciones, como ropa con cierres magnéticos o velcro en lugar de botones, o un entorno que facilite la actividad (como apoyos ergonómicos o un asistente técnico). De esta manera, se asegura que la persona pueda participar en su vida diaria sin que las barreras del entorno limiten su autonomía.

Una Mirada Contemporánea: Social, Neurodivergente e Integral

Hoy en día, comprender la discapacidad implica abrazar la diversidad humana y aceptar que cada individuo tiene formas únicas de interactuar con el mundo. Desde una perspectiva social y neurodivergente, entendemos que:

  • La diversidad es parte de la condición humana.

La discapacidad no debe ser vista como un problema, sino como una forma de ser y estar en el mundo.

  • El entorno debe ser inclusivo.

Es responsabilidad de la sociedad diseñar espacios, productos y actitudes que permitan la participación de todas las personas, independientemente de sus capacidades.

  • La intervención debe ser integral.

Las estrategias de apoyo deben considerar no solo las habilidades individuales, sino también las redes de apoyo familiar, las adaptaciones del entorno y la promoción de derechos.

Hoy, la discapacidad debe ser entendida desde un enfoque social, neurodivergente e integral. Esto implica reconocer que las barreras están en el entorno, no en las personas, y que **todos somos responsables de construir una sociedad accesible e inclusiva. **

La transformación comienza al cuestionar nuestras actitudes, eliminar prejuicios y promover la igualdad de oportunidades. Al trabajar juntos, podemos garantizar que todas las personas, sin importar sus capacidades, puedan vivir con dignidad y participar plenamente en todas las áreas de la vida.

“La discapacidad no es lo que una persona tiene, sino lo que una sociedad no está dispuesta a cambiar.”


El lenguaje y la comunicación: actividades para fomentarlo en casa

La comunicación permite a los niños interactuar con su entorno, expresar sus necesidades y conectar con los demás. En terapia ocupacional, el lenguaje y la comunicación verbal ocupan un lugar destacado, ya que son fundamentales para desarrollar autonomía, participar en actividades cotidianas y establecer relaciones sociales.

La Importancia del Lenguaje en Terapia Ocupacional

Para la terapia ocupacional, el lenguaje se relaciona también con la comprensión, la interacción social y la comunicación funcional. Con estas habilidades los niños pueden desenvolverse en las actividades de la vida diaria (AVD), como pedir ayuda, participar en juegos grupales o seguir instrucciones en el ámbito escolar.

Trabajar el lenguaje en un contexto terapéutico implica diseñar actividades que integren áreas como la motricidad, la percepción sensorial y las habilidades cognitivas. Esto no solo promueve el desarrollo del lenguaje, sino que también refuerza otras competencias, como la atención, la memoria y la coordinación motriz.

Signos de Alerta en el Desarrollo del Lenguaje

Es importante estar atentos a ciertas señales que pueden indicar dificultades en el desarrollo del lenguaje:

  • A los 12 meses: No balbucea o no responde a su nombre.
  • A los 18 meses: No utiliza palabras sueltas o parece no comprender órdenes simples.
  • A los 2 años: No forma frases de dos palabras o utiliza un vocabulario limitado para su edad.
  • A cualquier edad: Dificultades para mantener contacto visual, falta de interés por interactuar con otras personas o uso repetitivo de sonidos o palabras (ecolalias).

Si observas alguno de estos signos, es recomendable consultar con un profesional para una evaluación más profunda.

Actividades para Trabajar el Lenguaje en Casa

Los padres y cuidadores pueden ser grandes aliados en el desarrollo del lenguaje al incorporar actividades lúdicas que estimulen la comunicación. Acá te compartimos algunas ideas:

-Números y Colores en la Pared
Coloca números del 0 al 9 en diferentes colores en una pared o superficie visible. Pide al niño que señale el número y el color mientras lo nombras en voz alta, por ejemplo: “¿Dónde está el 3 rojo?”. Esta actividad trabaja la asociación de conceptos, la memoria visual y el reconocimiento verbal.

-Juego de Categorías
Usa objetos cotidianos (como frutas, utensilios de cocina o juguetes) y pídele al niño que los agrupe según una categoría, mientras los nombra: “Pongamos todas las manzanas aquí”. Este ejercicio estimula el vocabulario y la comprensión de conceptos.

-Cajas de Sorpresas
Llena una caja con objetos pequeños y variados. Anima al niño a sacar uno y decir qué es o para qué sirve. Por ejemplo: “Es una cuchara, sirve para comer”. Esto fomenta la asociación de palabras con funciones y mejora la descripción verbal.

-Juegos de Imitación
Canta canciones sencillas o haz sonidos que el niño pueda imitar. Por ejemplo, imitar sonidos de animales (“El perro hace guau guau”) o repetir palabras en rima. Este tipo de juego mejora la atención y la producción verbal.

-Cuentos Interactivos
Lee cuentos con imágenes claras y preguntas abiertas: “¿Qué crees que hará el conejo ahora?”. Esto promueve el lenguaje expresivo y estimula la imaginación.

-Rutinas con Lenguaje Funcional
Involucra al niño en actividades diarias, como preparar la mesa o guardar los juguetes, mientras introduces frases útiles: “Dame el plato rojo” o “¿Dónde está tu camión azul?”. Estas interacciones refuerzan el lenguaje en contextos cotidianos.

El Rol de los Padres en el Desarrollo del Lenguaje

Los padres y cuidadores desempeñan un papel fundamental al proporcionar un entorno rico en estímulos verbales. Hablar con los niños, cantar, leerles cuentos y responder a sus intentos de comunicación (aunque sean gestos o sonidos) son prácticas que fortalecen su desarrollo lingüístico.

El lenguaje y la comunicación verbal son importantes que los niños se conecten con su entorno y logren mayor autonomía en sus actividades diarias. Desde la terapia ocupacional, trabajamos en conjunto con otros profesionales y con las familias para fomentar estas habilidades, asegurando que el niño pueda expresar su mundo interior y participar activamente en la vida cotidiana.

Si tenés preguntas sobre el desarrollo del lenguaje o necesitas orientación sobre actividades para realizar en casa, no dudes en dejarlas en los comentarios o consultarnos directamente. ¡Estamos para acompañarte en este proceso!