La discapacidad ha sido entendida y definida de diferentes maneras a lo largo de la historia. Mientras que antiguamente predominaban visiones centradas en las limitaciones individuales, en la actualidad el enfoque social ha transformado profundamente cómo interpretamos y abordamos la discapacidad. Este cambio no solo afecta el lenguaje y las políticas públicas, sino también cómo interactuamos y apoyamos a las personas en su vida cotidiana.

La Discapacidad Antes: Un Enfoque Médico y Rehabilitador
En el pasado, la discapacidad se concebía desde un modelo médico o rehabilitador, donde se entendía como un problema inherente a la persona. Esta perspectiva se enfocaba exclusivamente en las deficiencias o limitaciones físicas, sensoriales, cognitivas o emocionales, y el objetivo principal era "corregir" o "normalizar" a la persona.
Por ejemplo, si una persona tenía dificultades motoras que le impedían vestirse de manera independiente, se consideraba que esa incapacidad residía exclusivamente en su condición física o en la falta de habilidades. El entorno y las barreras sociales no se tenían en cuenta como factores determinantes de la discapacidad.
El Cambio hacia la Teoría Social de la Discapacidad
La teoría social plantea que la discapacidad no reside en la persona, sino en la interacción entre las características individuales y las barreras del entorno. Estas barreras pueden ser físicas, sociales o actitudinales. Desde esta perspectiva, no es la persona la que debe cambiar para adaptarse al mundo, sino el entorno el que debe transformarse para ser accesible e inclusivo.
Este enfoque reconoce que todas las personas tienen capacidades diversas y que la sociedad debe garantizar igualdad de oportunidades y participación plena. En lugar de centrar la atención en las limitaciones, se pone el foco en las adaptaciones y el diseño universal para eliminar barreras.
Un Ejemplo: La Actividad de Vestirse
Desde el Modelo Médico:
Una persona con dificultades motoras se ve como alguien que "no puede vestirse" porque carece de la fuerza o destreza necesaria. El tratamiento se enfoca en mejorar estas habilidades a través de ejercicios o terapias, con la expectativa de que alcance un estándar establecido de "normalidad". Si no logra vestirse de forma independiente, se percibe como una falla en el proceso de rehabilitación.
Desde la Teoría Social:
El problema no es que la persona tenga dificultades motoras, sino que no dispone de las herramientas adecuadas para realizar la actividad de manera funcional. Desde esta visión, se implementan adaptaciones, como ropa con cierres magnéticos o velcro en lugar de botones, o un entorno que facilite la actividad (como apoyos ergonómicos o un asistente técnico). De esta manera, se asegura que la persona pueda participar en su vida diaria sin que las barreras del entorno limiten su autonomía.
Una Mirada Contemporánea: Social, Neurodivergente e Integral
Hoy en día, comprender la discapacidad implica abrazar la diversidad humana y aceptar que cada individuo tiene formas únicas de interactuar con el mundo. Desde una perspectiva social y neurodivergente, entendemos que:
- La diversidad es parte de la condición humana.
La discapacidad no debe ser vista como un problema, sino como una forma de ser y estar en el mundo.
- El entorno debe ser inclusivo.
Es responsabilidad de la sociedad diseñar espacios, productos y actitudes que permitan la participación de todas las personas, independientemente de sus capacidades.
- La intervención debe ser integral.
Las estrategias de apoyo deben considerar no solo las habilidades individuales, sino también las redes de apoyo familiar, las adaptaciones del entorno y la promoción de derechos.
Hoy, la discapacidad debe ser entendida desde un enfoque social, neurodivergente e integral. Esto implica reconocer que las barreras están en el entorno, no en las personas, y que **todos somos responsables de construir una sociedad accesible e inclusiva. **
La transformación comienza al cuestionar nuestras actitudes, eliminar prejuicios y promover la igualdad de oportunidades. Al trabajar juntos, podemos garantizar que todas las personas, sin importar sus capacidades, puedan vivir con dignidad y participar plenamente en todas las áreas de la vida.
“La discapacidad no es lo que una persona tiene, sino lo que una sociedad no está dispuesta a cambiar.”